¿Redundancias? Huye de ellas

Como corrector literario, uno de los errores más habituales a los que me enfrento al revisar los manuscritos de mis clientes son las redundancias. No constituyen el peor de los errores a la hora de redactar, pero desde luego no transmiten buenas impresiones a los ojos del lector.

En este post vamos a ver qué son las redundancias, leeremos algunos ejemplos y aprenderemos a evitarlas. Baste decir que el primer paso que debe dar el autor para subsanar esta deficiencia expresiva es asimilar que las redundancias son bastante molestas, y que entorpecen la lectura. Muchos abusan de ellas sin siquiera caer en la cuenta de que están empobreciendo su estilo.

¿Qué son las redundancias?

Las redundancias pueden restar claridad y precisión a los textos. Antes que nada, ¿qué es una redundancia? Una redundancia es la repetición innecesaria de información en una oración o un texto. En otras palabras, la redundancia se da cuando escribimos dos veces (o más) lo mismo de manera superflua, innecesaria. Las redundancias pueden manifestarse de diversas formas, incluyendo palabras, frases o incluso ideas completas.

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Diccionario de la lengua Española. Vigesimotercera edición. Versión normal (NUEVAS OBRAS REAL ACADEMIA)
  • Diccionario de la lengua Española. Vigesimotercera edición. Versión normal (NUEVAS OBRAS REAL ACADEMIA)
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Ejemplos de Redundancias

Repeticiones pleonásticas: “subir arriba”, “bajar abajo”, “meter dentro”. Estas redundancias, que son conocidas como “pleonasmos,” se pueden corregir fácilmente escribiendo “subir», “bajar” y “meter”, a secas.

Uso de palabras innecesarias: “nuevo récord histórico”, “resultado final”, “cita previa”. Corrección: “nuevo récord”, “resultado”, “cita”.

Duplicación de información: “ATM machine» (donde ATM ya significa «Automated Teller Machine»). Ejemplo corregido: “ATM”.

Redundancias en números: “dos veces más grande”, “mitad menos”. Correcto: “el doble de grande», «la mitad».

Repetir información: En algunos textos el autor se afana en contar una y otra vez lo mismo. Ocurre con frecuencia en ciertos ensayos, en los que el autor ofrece datos o argumentos que el lector ya ha interiorizado en páginas anteriores. Uno de los motivos de este tipo de redundancia es que el autor cree que si no repite dicha información, el lector no la retendrá. Y esto es un error, porque viene a transmitir la creencia (quizá involuntaria) de que los lectores son tontos y no se enteran de lo que leen.

Por ejemplo, sería un error en una novela explicar por segunda vez cuál es el nombre de la mujer del protagonista o incidir sin motivos en la descripción física de un personaje.

Por qué debes evitar las redundancias en tus escritos

Las redundancias son un aviso a los ojos del lector de que al autor le falta pericia a la hora de redactar. Vamos a profundizar un poco más, señalando de qué modo las redundancias afectan de manera negativa al lenguaje.

Restan claridad: Las redundancias pueden dificultar la comprensión del mensaje. Al eliminarlas, tus escritos serán más claros y directos.

No favorecen la concisión: Las redundancias alargan innecesariamente tus oraciones y textos. La escritura concisa es más efectiva y atractiva para los lectores.

No transmiten profesionalidad: Evitar las redundancias muestra un alto nivel de habilidad en la escritura. Incurrir en ellas, todo lo contrario.

Le hacen perder tiempo al lector: Si escribes con eficiencia, ahorrarás tiempo tanto para ti como para tus lectores. El verbo “redundar”, cuando no se hace por un motivo justificado, implica forzosamente pérdida de tiempo

Cómo evitar las redundancias.

Consejo 1: Después de escribir un texto, revísalo cuidadosamente en busca de redundancias. Lee en voz alta para identificarlas fácilmente.

Consejo 2: Utiliza software de corrección gramatical y ortográfica, como Grammarly o Microsoft Word, que pueden ayudarte a detectar redundancias.

Consejo 3: Asegúrate de que tus oraciones estén bien estructuradas y que cada palabra o frase tenga un propósito claro en la comunicación.

Consejo 4: Amplía tu vocabulario. Cuanto más rico sea tu vocabulario, menos probabilidades tendrás de caer en la trampa de la redundancia al buscar alternativas más precisas.

Ojo: No toda repetición es redundancia

No podríamos dar por bueno este post sin indicar que en ocasiones el autor o la autora inciden en repeticiones que a simple vista podrían parecen redundancias, cuando en verdad son voluntarias y tienen la misión de generar ritmo o de resaltar determinadas virtudes estilísticas. Esto lo veremos más adelante.

En definitiva, huye de las redundancias. Tus lectores te lo agradecerán.

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