Hace tiempo, en un post que titulé “¿Cuánto gana un corrector de estilo?”, escribí, imitando las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, que “un corrector de estilo es una persona que se ha equivocado de oficio”.
Tranquilos: esta frase tiene poco de lapidaria, y mucho de socarrona. En honor a la verdad, me encanta ser corrector literario. Puede que no sea la mejor profesión del mundo, y desde luego no entra en el grupo de las mejor pagadas, pero tiene ciertas características que se ajustan mucho a mi forma de ser.
Como este va a ser un post cargado de positividad, me voy a limitar a citar cuáles son, en mi opinión, las mejores ventajas de ser corrector de textos, sin apenas profundizar en sus inconvenientes, que también los tiene. Vaya por delante que hablo desde mi circunstancia, esto es, la de un autónomo que, para bien o para mal, no tiene ni jefes ni rígidos horarios prestablecidos.
Ventaja 1: Puedo trabajar con mi ordenador portátil desde cualquier lugar que tenga conexión a Internet
Poder montar una oficina –valga lo inexacto de la expresión– en cualquier lugar (una cafetería, una biblioteca, el hall de una universidad) me permite estar disponible a casi cualquier hora del día, y aprovechar incluso los pequeños tiempos muertos para ir adelantando el trabajo. La cara negativa de esto es que en cierto modo llevo el trabajo siempre a cuestas, hasta el punto de que ocio y oficio se distinguen cada vez menos menos.
Ventaja 2: No tengo jefe
Ser autónomo acarrea bastantes obligaciones, pero tiene la ventaja de que no trabajo para nadie. Es cierto que no tengo un sueldo fijo, ni vacaciones pagadas. Ahora bien, poder tomar mis propias decisiones (con mis aciertos y errores) no tiene precio. En fin, trabajar para un mismo implica mucha responsabilidad, pero también libertad, algo que agradezco mucho.
Ventaja 3: Puedo elegir a mis clientes
Sí, lo he dicho bien: “Puedo elegir a mis clientes”. No quiero que esto suene pretencioso. Cuando digo que puedo elegir a mis clientes me refiero a que puedo sortear a ciertos clientes “complicados”, esos que antes o después pueden complicarte la vida, incluso aunque hayas hecho un buen trabajo. Trabajo para todo tipo de empresas y autores, pero en la medida de lo posible evito a aquellos clientes que nunca están contentos y que no parecen agradecer tu esfuerzo.
Ventaja 4: Me gusta trabajar en mi marca
Además de corrector literario, soy escritor. Es más, ya era escritor y profesor de talleres literarios años antes de dedicarme a la corrección de manuscritos de manera profesional. Primero vino mi pulsión por la escritura, y luego el placer de depurar manuscritos ajenos. Llevo muchos años trabajando mi marca personal, y eso es algo que me gusta. Poder dedicarme a la literatura (como escritor y como corrector) es algo que no cambiaría por nada. Bueno, por casi nada. :–)
Ventaja 5: No necesito trabajar en otra cosa
Afortunadamente, llevo bastantes años viviendo en exclusividad de la corrección de estilo. Pago mis facturas, mi cuenta de autónomo mensual (cada vez más alta, por cierto), algún que otro capricho… Así las cosas, estoy más centrado que si tuviera que alternar este oficio con otros para poder salir adelante.
No es fácil vivir de la corrección de estilo (hay mucha competencia), así que me siento un privilegiado de tener una cartera de clientes (editoriales, asociaciones, universidades, autores,…) que me permiten seguir trabajando en lo que me gusta. Eso sí, como ya escribí en su día, “Como corrector de estilo nunca te harás rico”. (Huelga decir que en otras profesiones, tampoco…).
En fin, estas son cinco ventajas de ser corrector literario. La respuesta al título de este post es, por tanto, «Sí, merece la pena». Al menos a mí, y no tanto por el dinero (que nunca es mucho), sino por lo mucho que me aporta anímicamente.
¿Y tú qué opinas? Déjame un comentario.
Francisco Rodríguez Criado
Nota lingüística: En el post he escrito «no entra en el grupo de las mejor pagadas», ¿No debería ser «de las mejores pagadas»? No, porque «mejor», adverbio comparativo de «bien», es invariable. Más información: la Fundéu en Twitter.
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